Chignahuapan, la ciudad de las “Esferas de Navidad”
El pueblo mágico de Chignahuapan se encuentra en un valle, al comienzo de la Sierra Norte del estado de Puebla, por lo que se pueden apreciar bellos paisajes. Su nombre proviene de las palabras en náhuatl “chicnahui”, que significa “nueve”; “atl”, que significa “agua” y el sufijo “pan” que significa “sobre”o “en”. Por lo que en conjunto quiere decir “sobre las nueve agua”.
La industria más destacada del municipio es la producción de esferas de Navidad, fabricadas a partir de vidrio soplado, pintadas y decoradas artesanalmente. Alrededor de 4,350 artesanos trabajan en esta tradición de más de un siglo de historia, llegando a producir más de 70 millones de esferas cada año. Sus esferas son distribuidas en todo México y en algunas ciudades de Europa como la Cd. del Vaticano.
Entre sus atractivos religiosos destacan la Basílica de la Inmaculada Concepción, con una escultura monumental de esta Virgen de más de 12 metros de altura, una de las más grandes bajo techo de toda Latinoamérica. También está la Parroquia de Santiago Apóstol fundada en el siglo XVI, que es el mejor ejemplo de ese barroco que los indígenas hicieron suyo, escondiendo a sus dioses entre la retahíla de las imágenes cristianas.
También cuenta con un salto de agua de más de 200 metros conocido como el Salto de Quetzalapan, la presa de Cuautelolulco, balnearios y aguas termales.
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Zacatlán de las Manzanas
Mejor conocido como “Zacatlán de las Manzanas” por ser uno de los mayores productores de manzana en nuestro país, es un hermoso Pueblo Mágico ubicado al norte del estado de Puebla. Es famoso por su tradición relojera que data desde inicios del siglo pasado y por su antiguo Conjunto Conventual Franciscano y por su tradición relojera que data de inicios del año pasado. La Plaza de Armas, por ejemplo, está adornada por un reloj gigante hecho de flores y con dos carátulas.
Zacatlán vive al borde de la hermosa Barranca de Los Jilgueros, por lo que los paisajes de niebla lo acompañan todo el año. Sus habitantes tienen la costumbre de hornear pan todos los días, de fabricar monumentales relojes y cultivar las frutas que la tierra regala. Las manzanas abundan, por lo que, cuando se deshidratan se convierten en licores y mermeladas.